Durante este mes, específicamente el 8 de octubre, la banda post-rock folk de shoegaze psicodélico local Sueño con Belugas, lanzó su disco "Contaminación acústica". El disco, es, según lo define genéricamente la dúo-agrupación -compuesto principalmente por Carolina Martínez y Héctor Caolo Alvarez- como "una travesía de las ballenas por el ártico", pero va más allá. Dentro de todo el concepto que envuelve en sí el nombre de la banda y la temática de la producción, se encierra y expone una historia que narra la historia musical de cada canción de manera directamente subliminal y autosustentada. La melódica voz de Carolina, entre los efectos, tiene su presencia de manera intermitente entre cada capítulo que componen los 9 temas, brindando una dimensión adicional a que cada instrumento se complemente, compartiendo un mismo espacio y siguiendo las características que definen el género que interpretan.
Además de mantener todas las condiciones favorables para que esta producción sea una propuesta sobresaliente, la agrupación se encarga de ambientar y redirigir la narrativa de manera constructiva, sumando detalles que mantienen un balance de rigor. Y no es para menos cuando dentro del equipo de producción logran vincular sus cimientos en el lugar adecuado y con las personas adecuadas. La producción ha sido realizada durante parte del 2015 y 2016 entre los estudios musicales Los Beluga y Ongolandia, contando con la aportación, retoques y experiencia de los respetables músicos Gardy Pérez, Gaby Vidal y Jorge Martínez Picón en la masterización.
Cuando se escribe una reseña sobre un disco, se trata de ser lo más objetivo posible dentro de la percepción personal, donde muchas veces se antepone, un poco, la experiencia y gusto de cada individuo. Habiendo dicho esto, podemos decir que este disco va bien tanto con los fans del género, como con los que quieren adentrarse en él. Tiene todos los elementos esenciales documentados y organizados de manera correcta; con una calidad de primera clase. No empece a esto, "Contaminación acústica" ofrece una invasión de sonido y espacio, distante de cierta manera, al concepto de contaminación que estamos acostumbrados. Esta invasión envuelve un ambiente estructurado de magnetismo, de sinceridad, de travesía musical conceptualizado mediante el punto de vista de la realidad alterna que ofrece el simbolismo de representar la experiencia sonora; con cada reverberación, cada eco y cada nota en su sitio. En lo personal, me hubiese encantado poder disfrutar un poco más de las canciones, que aunque en gran parte pueden tener el desarrollo y tiempo justo, considero que para poder haber alcanzado la excelencia a plenitud, algunos movimientos del disco pudieron haberse desarrollado más y así presentar su máximo potencial. No ha sido la constante y esto no empaña ni desacredita la experiencia que transmite el disco, pero por momentos, cuando empiezas a adentrarte, disfrutar, mantener y seguir la vibra de cada episodio, o tema, y llegar al climax, la continuidad se interrumpe. No empece a esto, considero el disco como una referencia direccional necesaria en cada sonoteca. El disco es una introducción completamente necesaria que amerita una secuela, un próximo capítulo al cual aferrarse, creer en el proyecto, apoyarlo y esperar por la continuación de este sueño.
Nunca he tenido la experiencia de soñar con belugas, pero esta producción permite transportarte a tener un encuentro bastante cercano a lo que sería tenerlo, incluso, estando despierto.